Las formas asombrosas y hábitos misteriosos de
muchos mamíferos terrestres les han valido un lugar
destacado en la cosmovisión de las culturas antiguas.
México ocupa el tercer lugar mundial en riqueza de
mamíferos. Alberga alrededor de 525 especies, de las
cuales 161 son endémicas (Ceballos y Oliva 2005). Esta
diversidad, producto de una historia geológica compleja, de su posición geográfica y de su heterogeneidad
ambiental, comprende desde las diminutas musarañas
hasta las grandes ballenas. El número de especies terrestres es de 475. La riqueza de mamíferos fue evidente
desde el siglo XIX, cuando las investigaciones realizadas por Goldman y Nelson (Goldman 1951) revelaron
que en México habitan más especies que en el resto de
América del Norte en su conjunto.
En la mayoría de las islas de la península de Baja California hay mamíferos presentes. Las poblaciones han
evolucionado de forma aislada a las del continente, por
lo que el número de endemismos es alto. De hecho, el
90% de las subespecies que habitan estas islas son endémicas (Alvarez-Castañeda y Patton 1999, 2000). El
grupo con mejor representación es el de los roedores,
aunque también hay formas grandes en las islas de
mayor tamaño (ej. venados bura en isla Cedros y linces
en isla Santa Margarita). Aquí se incluye un nuevo registro de roedor para Isla Magdalena (Peralta-García et
al. en prensa).
Como sucede con otros vertebrados insulares, la amenaza principal para su conservación son los mamíferos
exóticos que el hombre ha llevado a las islas y que ya
han causado extinciones. Si bien se han realizado acciones de restauración importantes en la última década, es necesario reforzar las políticas de protección y
de educación para lograr resultados de largo plazo.
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